Ayer domingo 25 de julio se reiniciaron las fumigaciones en las veredas de Alto Cañabraval y Dosquebradas, jurisdicción del municipio de San Pablo (sur de Bolívar); eran las 10:25 de la mañana cuando el zumbido de una avioneta cargada de veneno irrumpió en la tranquila mañana del domingo campesino;
Por un momento se vivió incertidumbre en las veredas hasta que, de las mencionadas avionetas, se desprendió una lluvia de incompasible intolerancia llamada glifosato. Esta lluvia, como todas, es una lluvia que no discrimina, a todos cae por igual bien sea una plantación de coca o una de pancoger.
Esta situación preocupa a toda la comunidad, ya que estas fumigaciones son realmente perjudiciales para el medio ambiente en general. Incluye a las gallinas y peces que hacen parte de la dieta diaria de las comunidades campesinas, también las cuencas hídricas de donde se toma el agua para los caseríos.
Es nuestro deber como asociación campesina invitar nuevamente a la comunidad a que se pronuncie y rompamos ese silencio que a nombre de la imparcialidad mutila nuestra conciencia crítica. A los campesinos hacemos un llamado a que resistan en la tierra y a que se vinculen a los proyectos productivos y comités existentes en la región, como lo son los comités de caña, arroz, bufaleros y de ganado blanco, para que juntos sigamos resistiendo por el derecho a la tierra y el territorio.
lunes, 26 de julio de 2010
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